VACUNAS

Antes de las vacunas, no hace tanto, hasta los 50,  las enfermedades infecciosas eran la principal causa de mortandad en los niños. Gracias a ellas y a la higiene se ha reducido drásticamente la mortalidad infantil.

Las vacunas proporcionan al niño inmunidad artificial pues producen la síntesis de defensas sin provocar la enfermedad.

Por eso yo soy un firme defensor de las vacunas, ya que tienen un sólido fundamento científico y cuando salen al mercado han pasado los filtros necesarios para dotarlas de eficacia y seguridad.

Por eso no se entiende el  renunciar a semejante avance en la lucha contra los gérmenes más virulentos, que atacan y fulminan al organismo, que no ha adquirido las  defensas que le hubiera proporcionado la vacunación.

¿O acaso nuestro hij@ querría no ser vacunado?

Sin olvidar la dimensión social de la vacunación sistemática, que evita el contagio.

Los pediatras jóvenes, y los no tan jóvenes desconocen la difteria, el tétanos, la tosferina grave, la poliomielitis, el sarampión, y cada vez también se ven menos meningitis en niños pequeños.

Sin embargo, algunas comunidades en países desarrollados deciden no vacunar a sus niños.

En una de ellas se produjo una epidemia de sarampión y hace meses se conoció el caso de una muerte por difteria en un niño no vacunado.

¡Cuidado con las decisiones que tomamos con las vacunas de nuestros hijos!

En España las vacunas están cubiertas por el Sistema Nacional De Salud y para ponerlas solo tenéis que seguir el calendario, yo os lo iré recordando, ir a vuestro Centro de Vacunas con el Documento de Salud Infantil, donde quedarán debidamente registradas.